La administracion por valores provee un sistema para resolver los conflictos entre los empleados y de esta forma afirmar las relaciones interpersonales actuando un miembro de la organización como arbitro por así llamarle, o un moderador que actúa únicamente como mediador pero los problemas son resueltos por las mismas personas, lo importante dentro de las organizaciones que realizan sus actividades bajo valores es atender el concepto persona tratando de no herir susceptibilidades que le afectarían grandemente al empleado.
La
Administración por Valores es una herramienta de gestión gerencial y
organizacional que basa su esencia en aplicar una cultura de valores
dentro de una organización que ayude a los miembros de la misma a
alcanzar resultados.
Básicamente esta herramienta ayuda a descubrir las fallas que no permiten que una organización progrese de una manera integral y eficiente. Así mismo, en base a este descubrimiento, con la Administración de Valores se logra analizar y definir los valores que van a marcar la pauta en la realización del trabajo de los empleados en torno al servicio interno y externo.
La Administración de Valores es una herramienta que aplicada a una gestión organizacional genera una gran cantidad de beneficios de autodescubrimiento y realización personal y colectiva dentro de una empresa.
Como en todo proceso, la APV requiere de un tiempo estipulado para realizarse en cada una de sus fases, por lo que es necesario que cada uno de las personas que trabajan dentro de la organización se comprometan a dar lo mejor y esforzarse para lograr el cambio que genere los resultados que colocarán a la empresa, a los empleados y a los clientes en posiciones de ganar−ganar Para su aplicación es necesario seguir las etapas y la metodología estipuladas y utilizar el tiempo necesario. Esto no quiere decir que la APV es una herramienta que va a retrasar las actividades de la empresa.
Esta administracion por valores tiene un procedimiento que es el siguiente:
1.- Aclarar la misión y los valores
con base a la misión que ha establecido la organización. En esta fase
de aclaración, funge un papel importante la interrelación de los
empleados para expresar libremente sus ideas que facilitarán el listado
de los valores que se determinen para su cumplimiento; y claro, la
autorización y promoción de la misión y valores por parte de la máxima
dirección. Esta fase tiene el objetivo principal de integrar los
aspectos estratégicos que desea la empresa, con la percepción y
compromiso de los empleados para lograr eficientemente su cumplimiento.
2.- Comunicar la misión y los valores para que todos los integrantes de la organización estén enterados de cuál será la razón de ser de sus esfuerzos en los próximos años y qué tipo de actitudes tomarán para su cumplimiento. En esta fase es fundamental considerar la aplicación de una comunicación efectiva, en un buen ambiente organizacional, además de sistemas motivacionales significativos para que todos empaticen y pongan diariamente en práctica los valores definidos. Se deduce que, la gran tarea del jefe de un grupo de trabajo estará centrado en idear cómo aplicará las habilidades directivas para “vender” la idea de los grandes beneficios que se obtendrán al cumplir con estas premisas estratégicas.
3.- Alinear las prácticas diarias con la misión y valores establecidos surgirá desde el momento en que se ponga en práctica y se comience a vigilar la participación de todos los miembros de la organización en su cumplimiento. En esta fase es recomendable utilizar criterios de evaluación y retroalimentación para que todos los que se involucren en la empresa (empleados, clientes, proveedores, distribuidores) externen sus opiniones y sean verificadas con la evaluación de resultados obtenidos. Entre las herramientas de monitoreo que pueden ser utilizadas en esta fase están: Entrevistas de satisfacción de clientes, evaluaciones administrativas, técnicas de retroalimentación, entrevistas directas, encuestas, entre otras. Gracias a esta información se podrán detectar las fallas que serán necesarias remediar (a través de una realinación o ajuste); de tal manera que se replantee el comportamiento requerido para cumplir con los compromisos y valores definidos por la empresa, alcanzando así, la mejora continua. De esta manera, en esta fase se tiene que supervisar las prácticas a nivel individual, grupal y organizacional de todos los miembros de la empresa.
2.- Comunicar la misión y los valores para que todos los integrantes de la organización estén enterados de cuál será la razón de ser de sus esfuerzos en los próximos años y qué tipo de actitudes tomarán para su cumplimiento. En esta fase es fundamental considerar la aplicación de una comunicación efectiva, en un buen ambiente organizacional, además de sistemas motivacionales significativos para que todos empaticen y pongan diariamente en práctica los valores definidos. Se deduce que, la gran tarea del jefe de un grupo de trabajo estará centrado en idear cómo aplicará las habilidades directivas para “vender” la idea de los grandes beneficios que se obtendrán al cumplir con estas premisas estratégicas.
3.- Alinear las prácticas diarias con la misión y valores establecidos surgirá desde el momento en que se ponga en práctica y se comience a vigilar la participación de todos los miembros de la organización en su cumplimiento. En esta fase es recomendable utilizar criterios de evaluación y retroalimentación para que todos los que se involucren en la empresa (empleados, clientes, proveedores, distribuidores) externen sus opiniones y sean verificadas con la evaluación de resultados obtenidos. Entre las herramientas de monitoreo que pueden ser utilizadas en esta fase están: Entrevistas de satisfacción de clientes, evaluaciones administrativas, técnicas de retroalimentación, entrevistas directas, encuestas, entre otras. Gracias a esta información se podrán detectar las fallas que serán necesarias remediar (a través de una realinación o ajuste); de tal manera que se replantee el comportamiento requerido para cumplir con los compromisos y valores definidos por la empresa, alcanzando así, la mejora continua. De esta manera, en esta fase se tiene que supervisar las prácticas a nivel individual, grupal y organizacional de todos los miembros de la empresa.
Ken Blanchard
1. Fase I: Aclarar su misión y
valores
El primer paso para proceder a aclarar la misión
y los valores de la compañía, es, primero que todo,
obtener la aprobación de los dueños de la
compañía o de la Junta Directiva para iniciar el
proceso. Una vez que se tenga, hay que decidir cuales valores
queremos que impulsen la estrategia empresarial y asignarles un
orden de prioridad. Debemos igualmente definir la misión
de la compañía. Si la compañía ya
tiene una declaración de misión, debemos determinar
si ella refleja los valores que hemos identificado. Si no es
así, tendremos que revisarla para ponerla de acuerdo con
esos valores.
Este proceso no es difícil, pero puede tomarnos
algún tiempo; puesto que además de asegurarnos de
que los valores de la lista si son aquellos por los cuales
queremos que nuestra compañía sea conocida y opere,
hay que aclarar los valores. Cuanto más sencillos,
directos y fáciles de entender sean, mejor. Tanto las
declaraciones de misión como de valores deben estar de
acuerdo con la misión de la compañía. Deben
verse como una manera de energizar el negocio de la
compañía y asegurar el futuro bienestar de la
misma.
Una vez que se está satisfecho con la
versión de la declaración, es hora de comprometer
al equipo de la alta gerencia.
¿Cómo comprometemos al equipo de la alta gerencia?.
Debemos entender que los valores no son una cosa que se les hace
a las personas sino que se hace con ellas, puesto
que éste es un proceso de colaboración. Conviene
que ellos se puedan expresar libremente, y para hacerlo,
podríamos invitar a un consultor externo a la
compañía, ya que nada se gana si los miembros del
equipo administrativo creen que tienen que estar de acuerdo con
el jefe.
Una de las ventajas de invitar a una persona imparcial
es que el equipo de la alta gerencia puede pensar y expresar sus
ideas con toda libertad.
Después de que los altos gerentes hayan
intercambiado ideas, como jefes, podríamos entrar en la
reunión para comparar sus puntos de vista con los
nuestros. El punto es que este proceso no busca lo que le
convenga al jefe ni a cualquier otra persona, sino lo que sea
mejor para la compañía.
En Administración por Valores se dice que el
verdadero "jefe" son los valores que ha adoptado la
compañía. Esa es la autoridad a la
que todos debemos obedecer.
Los valores, siempre que los empleados tengan la
oportunidad de elegirlos, pueden ser una guía. Los valores
compartidos se convierten en la base para la toma de decisiones.
En efecto, una idea en broma de un diagrama
organizacional sería:
- Valores de la Compañía
- Junta Directiva
- Presidente
- Resto de la organización
Una vez que el gerente y su
grupo de la alta gerencia se hayan puesto de acuerdo sobre la
misión de la compañía y una serie de valores
en orden de prioridad, es hora de averiguar que piensa el
personal de la empresa. Haciendo una serie de grupos de enfoque
con una muestra
representativa de empleados de todos los niveles y áreas
de nuestra organización, sería la manera de
averiguar si los empleados están dispuestos a tomar parte
en el plan y trabajar
por la misión y los valores.
Si hay algún problema, aprovechamos estas
reuniones para obtener sugerencias sobre como mejorarlos. Si los
empleados sugieren nuevos valores importantes, éstos
también se estudian; así como las opiniones sobre
la prioridad que se debe conceder a los distintos
valores.
Enseguida, hay que determinar si los empleados son
genuinamente entusiastas de la misión y los valores de la
compañía. El número de grupos de enfoques,
depende de lo numeroso que sea el personal de la empresa y de si
la aceptación de los empleados requiere que todos
participen o basta con un muestreo
representativo. Una regla práctica es incluir tanto a
probables apoyadores como a posibles opositores. Si los empleados
han recomendado cambios significativos, será muy
importante para ellos ver esas recomendaciones reflejadas en la
declaración final.
Después, se procede a hacer una
declaración final con los clientes y otros grupos
significativos.
Después de obtener todos esos aportes, hay que
sintetizarlos. Entonces, debemos conseguir la aceptación
de la Junta Directiva, y sobre todo del Comité
Ejecutivo.
La Administración por Valores es una estrategia a
largo plazo, no una artimaña para impresionar a Wall
Street, aún poniendo a riesgo el futuro de la
compañía. La ApV no es un programa, por lo
tanto, no funcionará en ninguna compañía si
no se le ve así y si no se compromete vitalmente con ella.
El éxito de este proceso depende de que el gerente y otros
altos líderes actúen de acuerdo con los valores que
proclaman, puesto que primero es uno mismo quien tiene que
cambiar antes de que pueda hacer cambiar a la
organización.
2. Fase II: Comunicación
Debemos saber como comunicar nuestra misión y
nuestros valores en forma que se ajusten agendas reales para
nuestros negocios y
nuestros empleados. Esto depende de en cuantos estados opere
nuestra compañía y cuantos empleados
tenga.
Un proceso de comunicación podría ser convocando
reuniones de lanzamiento en cada una de las localidades donde se
encuentre la compañía, invitando a una persona que
esté fuera de la compañía para que abra las
sesiones diciéndole a todo el mundo en que consiste el
viaje de Administración por Valores. Seguidamente podemos
mostrar diapositivas de la declaración de misión de
la compañía y de sus valores básicos, y
explicar la visión en que sustentaba la
compañía y lo que espera que cada uno haga para
poner en práctica la misión y los valores en el
trabajo de todos los días.
Al terminar la reunión podríamos tener
disponible copias laminadas de la declaración de
misión, los valores básicos, una guía para
ponerlos diariamente en práctica, y una copia del plan de
implementación de la compañía y entregarles
a todos.
Muchas otras compañías prefieren definir
sus valores en forma que se acomoden a todos sus interesados
claves.
Si tratamos que la misión y los valores se
mantengan constantemente a la vista de las personas,
serían herramientas
con mayores probabilidades de hacer lo que fueron
diseñadas para hacer: Enfocar e influir en nuestras
prácticas diarias de trabajo.
También podemos colocar un cartel en cada una de
las áreas en donde trabajan grupos o unidades, como: Salas
de Juntas o donde se congregan las personas o se reciben a los
clientes. Es buena idea también colocarlos en la entrada
principal del edificio donde se encuentra la
compañía, en las salas de conferencias, incluso en
la de la Junta Directiva, en los salones de capacitación, etc.
Una manera de lograr que todos actúen de acuerdo
con esos compromisos es el uso de una guía para la toma de
decisiones basadas en valores.
Otra manera de comunicar nuestra misión y
nuestros valores es a través de una exhibición de
fotografías enmarcadas de empleados sonrientes, y colocar
debajo de cada una, una leyenda que
empiece con uno de los valores claves y termine con una
anécdota de cómo la persona, el grupo o equipo
habían demostrado constantemente ese valor en su trabajo.
Podemos incluir en algunos comentarios no solicitados de clientes
satisfechos sobre la manera como los empleados les habían
prestado un servicio.
Iniciar todas las reuniones compartiendo historias de
éxito con nuestros valores en acción, publicar
anécdotas seleccionadas en el boletín mensual de
noticias y en el informe anual de
la compañía serían maneras de tomarse en
serio la idea de comunicar los valores.
3. Fase III: Alinear
La alineación es el corazón y
el alma de Administración por Valores. Una vez que se han
aclarado los valores y la misión y que se han comunicado a
todos los interesados en la empresa, es hora de concentrarse en
las prácticas y la conducta organizacionales para
asegurarse de que sean compatibles con las intenciones
declaradas, las prioridades y las correspondientes metas de
rendimiento.
La mejor manera para alinear las prácticas
administrativas con esos valores es utilizar un ombudsman, que es
una especie de mediador imparcial y cuya función consiste
en asegurar que la solución que se aplique para resolver
el conflicto
resulte beneficiosa para todos los interesados o
afectados.
En realidad, al establecer el proceso de
alineación se pueden postular a dos personas para el
cargo, una de administración y la otra de fuera de esta
sección.
Un método de
crear de alineación es la reducción de
vacíos entre lo que buscan la misión y los valores,
y lo que está sucediendo en la realidad.
Cuando hay algo fuera de alineación, se
podría decir que es algo parecido a lo que se siente
cuando las ruedas de un automóvil están
desalineadas. Sin embargo existen tres métodos de
medición que se emplean comúnmente
para determinar si algo está desalineado: Entrevistas de
satisfacción de clientes y grupos de enfoque;
evaluación administrativa y técnicas
de retroinformación; y encuentras entre empleados sobre
las prácticas de la compañía. Otros
métodos que producen verdaderos cambios culturales son la
evaluación administrativa y las técnicas de
retroinformación, en las cuales se evalúan los
valores, estilos de trabajo y las pautas de adaptabilidad de los
directivos. Este proceso enseña mucho acerca de uno mismo
y de nuestros asociados.
Uno de los cambios más grandes, crítico y
útil en el proceso de la ApV, consiste en dejar de pensar
que las cosas tienen que ser o lo uno o lo otro, y pensar
que pueden ser ambas cosas a la vez. La gente está
acostumbrada a pensar de una forma o de otra y cada uno cree que
su modo de pensar es el correcto. Pero una vez que empiezan a
escuchar y a reconocer que la otra parte podría tener algo
razón, empiezan a usar el pensamiento de
ambas cosas a la vez. Entonces pueden dejar de pelear y
empezar a colaborar. Con frecuencia se necesita una sesión
de SPOP para efectuar este cambio. SPOP significa
Solución de Problemas Orientada a las Personas.
Esta es una manera poderosa de aprovechar un conflicto para
realinear a las personas con los valores de la
compañía y con los suyos propios.
El método de la Administración por Valores
no es para retardar la marcha de la empresa; es para hacerla
más eficiente, por tanto, el proceso SPOP solo se emplea
cuando un problema interpersonal está claramente
estorbando el progreso de un equipo, un departamento o toda la
compañía.
El proceso consiste en una serie de interrogantes o
pasos que las personas recorren juntas y que están
destinados a llevar a un plan de acción que asegure que
una situación como esa no volverá a ocurrir. Las
interrogantes están ordenadas en tres fases:
Definición, Búsqueda de Soluciones e
Implementación y Seguimiento.
CONCLUSIONES
La Administración por Valores implica la participación de todos los miembros de la organización, en la elección de los valores a promover, lo cual permite que el personal se sienta parte integral de la empresa y asuman con ánimo, compromiso y responsabilidad estos valores y ponerlos en práctica en todo momento.
BIBLIOGRAFIA
http://www.slideshare.net/yita111/administracion-por-valores-8947662
www.degerencia.com/articulo/la_administracion_por_valores_una_alternativa
http://www.monografias.com/trabajos12/mtgadmin/mtgadmin.shtml
Administracion por valores- ken Blanchard
Teorias de la administracion Reinaldo O. da Silva
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